El uso de internet ha cambiado nuestras vidas en muchos aspectos, por ejemplo, la manera de acceder a la información, hacer trámites, comunicarnos con familiares y amigos, relacionarnos en sociedad o hasta los métodos de trabajo llevan una marca que nos revela que han formado parte de una transformación profunda en tan sólo unos pocos años. Y en este último ejemplo (las formas de trabajar en el siglo XXI) está el tema que trataremos en el contenido del día de hoy.
En nuestros tiempos salir a trabajar tiene un significado muy diferente al que podría haber tenido a principios del siglo pasado. El día de hoy el crecimiento empresarial se ha vuelto más flexible y creativo, y a su vez más ambicioso y exigente respecto a una visión a la altura de los paradigmas de la era informática, siempre en una actualización continua, parte de un movimiento permanente al que debemos seguir de cerca y con tenacidad si es que no queremos quedarnos atrás y ser aplastados por nuestros competidores. De eso se trata un poco ahora: primero nos subimos al barco virtual y luego tomamos los métodos tradicionales de trabajo con un fin meramente accesorio.
El término auditoría web tal vez sea uno de los más característicos en la nueva era de trabajo. Para explicar con exactitud este término, tendremos que mencionar algunos ejemplos laterales muy concretos: hace varias décadas, si alguien quería colocar un comercial en la radio que describiera su producto de forma atractiva y con una buena dosís de ingenio, seguramente tenía que acudir a un equipo de expertos (publicistas, creativos, profesionales del marketing o escritores), y lo mismo se podría mencionar de los comerciales de televisión o de la publicidad impresa de espacios abiertos o revistas y periódicos.
Hoy parece que con la entrada de una nueva era de información muchas empresas han olvidado el valor esencial de la publicidad de antaño: sentarse un par de horas, meditar a fondo un tema, ensayar con guiones, partir de encuestas y análisis para formar estrategias y correspondencias en cada paso que se dará. Detrás de este trabajo existía una verdad evidente y poderosa: el trabajo duro y profesional después de un tiempo, daría como resultado un producto bien colocado en el mercado. Todo, aprovechando el poder de la publicidad.
Podemos decir también que en ningún rincón del globo terráqueo puede omitirse cómo internet tiene un papel cada vez más central en nuestra vida diaria y, sin embargo, existen empresas que dicen o aparentan no tener interés en potenciar y expandir su capacidad en la red. Olvidarse de que internet es una nueva esquina de la publicidad, y conforme pase el tiempo tendrá más presencia, es uno de los peores errores que cualquier persona o equipo de compañía pueda cometer. Afirmar que el aprovechamiento de internet equivale al descubrimiento del nuevo rey Midas sería tomarle el pelo a nuestros lectores, pero ser lo suficientemente realistas como para confirmar que si bien crecer en la red no significa la expansión total, omitirla puede estancarnos y quitarnos puntos a nuestro favor (desde ofrecer ciertas facilidades al cliente, hasta la apariencia o impresión que deja la compañía), es una manera de poner las cosas en su justa medida.
La auditoría web es uno de esos primeros escalones del marketing o la publicidad en internet. Digamos, con las palabras claras y sencillas que hemos encontrado, que se trata de una revisión o un buceo profundo en la página web: qué tan buena, atractiva y ágil es; cuáles son sus estadísticas; qué tanto funcionan como cartas de presentación o atractivos comerciales los contenidos de la misma; su capacidad de impacto en su país de origen y el mundo y, finalmente, qué estrategia se está ocupando para moverse en la red y alcanzar los primeros lugares en lo que a su ramo corresponde.
Por otro lado este análisis se implementa también, lógicamente, cuando la empresa está a un paso de lanzar un proyecto publicitario. Así la estrategia puede delinearse con una precisión y asertividad aún mayores. La auditoría también puede ser integral o por partes, dependiendo de cuáles sean las necesidades y requerimientos del cliente o la compañía.
Más allá de todo lo que hemos mencionado, la auditoría es importante tal vez por una razón un tanto sencilla y que todos, seguramente, hemos visto. ¿Qué pasa cuando entramos a una página que no actualiza su información, con la misma plantilla de hace tres o inclusive seis meses y entradas de blog empolvadas? En realidad no pasa mucho. Sólo cerramos la página y pensamos que la empresa no tiene mayor interés en contactar con nosotros y atraer nuestra atención.
Para cerrar este contenido, enlistaremos algunos de los aspectos que se tratan en una auditoría web:
Primero que nada la practicidad, la sencillez. Una persona no quiere entrar a una página como un laberinto, ni mucho menos quiere encontrarse con un camino pavimentado de fallas. Lo que se trata aquí es simple: links a los que pueda accederse, entradas bien escritas y con la capacidad de enganchar, así como un buen flujo y facilidad durante la navegación.
Después se inicia con la fase estratégica. En este punto, el fin es pulir todo aquello que los motores de búsqueda, en especial Google, consideran al discriminar y seleccionar sitios de internet. Aquí se abarca desde la claridad que tiene el dominio, la armonía visual, la estructura de la página (por ejemplo, el tipo de plantillas que se han ocupado), si se aprovecha correctamente plataformas como Facebook, Instagram o Twitter, y la rentabilidad de sus keywords (la palabra u oración que ayuda a detectar nuestra página web en un motor de búsqueda), por sólo mencionar algunos de sus aspectos. Pero otro punto necesario, el cual más que representar una ventaja es casi una obligación, es la seguridad. Tras una auditoría podremos conocer cuáles son los huecos de un sitio web, sus carencias y las puertas abiertas a los ladrones cibernéticos, para en el proceso de optimización corregirlos.
De la misma manera que resulta importante actualizar el contenido y la apariencia de nuestro sitio, se deben hacer auditorías web tras ciertos lapsos de tiempo. No olvidemos, como mencionábamos al principio, que se trata de un mercado y un tiempo que cambia a la velocidad a la que una persona parpadea.